Con mariachis y un ambiente de fiesta, la Carrera Binacional ingresó por la Garita de El Chaparral rumbo a Playas de Tijuana, donde cientos de atletas celebraron una jornada histórica de deporte y comunidad. Desde el muro fronterizo, nuestra corresponsal Yolanda Morales reportó la llegada de los corredores a la meta, un cierre simbólico que subrayó el poder del deporte para unir a dos ciudades que comparten cotidianeidad, economía y cultura.
La competencia también fue un espacio de intercambio binacional. Para Pedro Ríos, director de Amigos de San Diego, este encuentro “es una forma saludable de rescatar lo que es nuestro, San Diego–Tijuana, a través de una carrera que promueve paz, solidaridad y una cultura saludable”. El recorrido permitió vivir el cruce internacional de una manera inédita para muchos participantes, reemplazando el tráfico vehicular por pasos firmes y un mismo pulso comunitario.
Corredores como María destacaron el carácter único de la experiencia: “Siempre cruzamos en carro y fue bellísimo correr de Estados Unidos a México”. Para Karla, ver a ambas comunidades conviviendo en el deporte fue “padre”, una postal que resume la idea de que Tijuana y San Diego funcionan como una mega-región que se reconoce y se fortalece en eventos de alto impacto social.
