Intensos ataques aéreos israelíes alcanzaron objetivos militares en Tartus, Siria, incluyendo defensas aéreas y depósitos de misiles, siendo catalogados por el SOHR como los más fuertes en la región desde 2012. Aunque imágenes de las explosiones circulan en redes, los reportes no han sido confirmados por Israel.
Los ataques israelíes buscan neutralizar el armamento estratégico sirio tras la caída del régimen de Bashar al-Assad, destruyendo un 80% de estas capacidades, según las FDI. Ahmad al-Sharaa, líder de HTS, ha llamado a la estabilidad y asegurado que el nuevo gobierno sirio no representará una amenaza para Israel.
La caída del régimen de Assad marca un punto de inflexión histórico, pero también genera preocupación por el vacío de poder que podría desatar más caos en la región. Aunque el nuevo liderazgo sirio ha prometido centrarse en la reconstrucción y la estabilidad, Israel mantiene una presencia temporal en la zona desmilitarizada de los Altos del Golán, subrayando la fragilidad de la seguridad en la frontera. La situación plantea incertidumbres sobre el futuro de la región y el riesgo de un resurgimiento del terrorismo.