Una vez más, el muro fronterizo entre México y Estados Unidos se convierte en el escenario de una declaración artística que desafía las barreras físicas y emocionales. Esta vez, el artista estadounidense Scott Henry Hopkins ha creado una intervención visual que pretende desdibujar las fronteras en la mente y el corazón de quienes la observan.
Scott Henry Hopkins, conocido por su enfoque innovador y provocador, ha colocado una fotografía en el muro que ofrece una ilusión visual sorprendente: parece que no hay frontera. La obra, que Hopkins ideó tras una visita al lugar, se basa en una imagen que tomó del muro en dirección a Estados Unidos. Utilizando tecnología de inteligencia artificial, logró obtener las medidas precisas para imprimir la fotografía, creando una impresión que da la sensación de que el muro no existe.
Daniel Watman, del Jardín Binacional, explica la génesis de esta idea: “El amigo Scott vino hace más de un año a ver el espacio porque había tomado una foto del espacio del otro lado del muro. Incluso se puso de espaldas contra el muro, mirando hacia el norte, y tuvo la brillante idea de ampliar la foto y colocarla en el muro”.
La intervención de Hopkins no solo es una obra de arte, sino un comentario poderoso sobre la naturaleza de las fronteras. Como señala Watman, “Es arte, y todos tienen diferentes opiniones. Desde mi perspectiva, nos enseña que la naturaleza no tiene fronteras. Nos muestra, a través de la ficción, que no hay muro. A veces, la ficción nos dice una verdad, y a mí me alegra mucho que haya hecho algo así. Lo que queremos mostrar es que la naturaleza no tiene fronteras”.
La reacción del público ha sido variada. Los turistas y migrantes que visitan la zona han expresado opiniones encontradas. Pedro Moreno, un migrante, comenta: “Le digo a Trump que este muro no detiene a la gente. Hay mucho racismo de allá, de los gringos, tratan mal a la gente”.
Por otro lado, Alfonso Barrera, un turista, ofrece una perspectiva crítica sobre la división: “El tema de estar dividiéndonos es una cuestión retrógrada. Estamos visitando gente del DF que lleva 30 años viviendo en Tijuana. Cualquier iniciativa para dividir o separar es algo retrógrado. Este artista quiere representar eso, y ojalá que así sea”.
La obra de Hopkins no solo ofrece una ilusión óptica, sino que refleja un sentimiento compartido por muchos artistas y ciudadanos. Watman concluye: “El arte está abierto a la interpretación de todos. Yo espero que lo vean como un granito de esperanza para que un día podamos estar en contacto unos con otros. Las familias separadas, esto no es natural. El parque debe ser un ejemplo de contacto vital”.
En última instancia, la fotografía de Scott Henry Hopkins en el muro fronterizo nos invita a reflexionar sobre la verdadera esencia de las fronteras y la posibilidad de un mundo sin divisiones físicas ni emocionales.