Tijuana – Desde la llegada de Donald Trump al poder hace más de nueve días, la vida de muchas comunidades ha cambiado drásticamente. En particular, la comunidad mexicana en Estados Unidos ha enfrentado un aumento en las deportaciones, obligando a muchos a dejar atrás su vida en ese país. En Tijuana, la realidad de los migrantes deportados se refleja en albergues como el Salón Flamingos, donde diariamente llegan decenas de personas buscando una nueva oportunidad.
Adrián Sánchez, un migrante deportado, relata su experiencia tras acudir a una cita en las oficinas de ICE para solicitar su visa U. “En California, yo me presenté para mi visa U y pues ahorita están sacando a todos. Los que no estamos legales, que no se presenten si les mandan a hablar, mejor escóndanse, hasta luego”, advierte. Tras más de 28 años viviendo en Estados Unidos, su vida cambió de un momento a otro con la deportación. Mientras algunos como Adrián deciden regresar con su familia en México, otros apenas llegan a Tijuana sin saber qué hacer.
Iván Ramos, otro migrante deportado, fue detenido en Las Vegas por conducir sin luces y posteriormente deportado a México. “No más nos agarraron y nos aventaron para acá. Iba para Utah, iba para Colorado Springs, iba manejando y no prendí las luces”, explica. Durante su detención, Iván denuncia maltrato y largas horas de espera sin respuestas. “Desde las 12 de la noche y nos sueltan hasta las 7 de la tarde, y las propiedades de uno se pierden”, asegura. En su cuarto día de funcionamiento, el albergue Salón Flamingos ha recibido a más de 60 deportados, incluidos niños, mujeres y hombres no acompañados. Con tristeza en el rostro, la mayoría deja atrás su vida en Estados Unidos y enfrenta el reto de empezar de nuevo. “No pues, que le echen ganas nada más y puro para adelante”, expresa Iván como mensaje de esperanza. Se estima que alrededor de 50 personas deportadas llegan diariamente al Salón Flamingos, reflejando el impacto de las recientes políticas migratorias.