El exsenador se consolidó como figura central en la diplomacia y seguridad nacional
Marco Rubio fue designado secretario de Estado y asesor interino de Seguridad Nacional en la primera gran reestructuración del gabinete de Donald Trump.
El mandatario también lo nombró administrador interino de USAID y jefe de los Archivos Nacionales, en una concentración inédita de poder diplomático y administrativo.
Rubio ganó influencia dentro del núcleo trumpista tras acuerdos migratorios con El Salvador y posturas firmes en política exterior, alejándose de su perfil moderado del Senado.
El exsenador defendió medidas como la expulsión de estudiantes extranjeros y el endurecimiento migratorio, alineándose con la visión de “Estados Unidos primero” del presidente.
A pesar del caos habitual en la administración, Rubio mantiene reputación como interlocutor razonable, siendo confirmado por unanimidad en el Senado y valorado por aliados internacionales.