El Departamento de Educación de Estados Unidos informó a la Universidad de Harvard que suspenderá miles de millones de dólares en subvenciones para investigación y otras ayudas federales, a menos que la institución cumpla con una serie de exigencias impuestas por la administración Trump, que han sido calificadas como un intento de someter a la universidad más antigua y rica del país al control gubernamental directo.
La notificación fue enviada en una carta firmada por la secretaria de Educación, Linda McMahon, y dirigida al presidente de Harvard, el Dr. Alan Garber. El documento, descrito como profundamente partidista, contiene duras críticas ideológicas, referencias personales y una diatriba extensa sobre los recientes desacuerdos entre la universidad y la Casa Blanca. El conflicto se centra principalmente en el rechazo de Harvard a implementar la totalidad de las medidas exigidas como parte de la campaña contra el antisemitismo lanzada por el gobierno en medio del conflicto en Gaza.
Según fuentes cercanas al caso, entre las demandas se encontraba la supervisión externa de contenido académico, revisión de políticas de admisión y medidas disciplinarias sobre expresiones políticas en el campus. Críticos afirman que esta medida representa una amenaza directa a la autonomía universitaria y podría sentar un precedente peligroso sobre la influencia federal en la educación superior. Hasta el momento, Harvard no ha emitido una respuesta oficial, mientras expertos legales advierten sobre un posible conflicto constitucional por la intromisión del poder ejecutivo en instituciones educativas privadas.